La gestión de antimicrobianos incluye no solo limitar el uso inapropiado, sino también optimizar la selección, la dosificación, la ruta y la duración de la terapia con antimicrobianos para maximizar las chances de cura clínica o la prevención de infecciones, al tiempo que se limitan las consecuencias no deseadas, como la aparición de resistencia, los eventos adversos de los medicamentos y el aumento de los costos asociados.