En una nota elevada a la Comisión Directiva por el Dr. Daniel Pryluka, se solicitó que se evalúe la realización de un homenaje al infectólogo Jorge Roitman.
¿Quién era Jorge Roitman?
Jorge Roitman se había recibido de médico en 1969, y realizó su residencia de Medicina Interna en el Hospital Ramos Mejía. Allí conoció a Daniel Stamboulián, quien recién llegado de hacer una formación postdoctoral en infectología en la Universidad de California, lo invitó a participar del proyecto de armar en el Hospital Posadas el primer servicio de Infectología de la Argentina, organizando el grupo de trabajo.
Stamboulian lo recuerda como un discípulo excepcional, maestro de sus pares y con una tremenda sensibilidad por los pacientes. Según relatos de sus amigos de entonces, Jorge era una persona de carácter tranquilo, un espíritu pacífico cuyos intereses se repartían entre el fútbol, la medicina y su familia. Abel Jassovich, compañero y amigo de Jorge, compartió trabajando codo a codo con este colega que para entonces ya se perfilaba como brillante. “Jorge mantenía un excelente trato con todo el mundo, era un profesional generoso, íntegro y sobre todo sensible al dolor”
Muchos de nosotros hemos sido testigos, desde diferentes lugares, de la larga noche que cubrió al país entre 1976 y 1983. En ese terrible contexto, en la madrugada del 28 de marzo de 1976 tanques, helicópteros y personal militar armado ocuparon el Hospital Posadas en un operativo que tenía como objetivo explícito “acabar con las actividades subversivas”. El 2 de diciembre de ese año a las doce y media de la noche, mientras miraba un partido de fútbol por televisión en compañía de su familia, según el relato de su esposa en el Juicio a las Juntas de 1985, Jorge fue secuestrado. Fue esa la última imagen que la familia pudo guardar de él, que por entonces tenía 32 años.
Hasta ahí, la parte más negra de esta historia. Hace pocos meses, un grupo de operarios que estaba cavando una zanja para construir un desagüe en el hospital Posadas, se topó con restos óseos humanos. Esa zanja se encontraba a escasos 25 metros de donde funcionara en su momento el centro clandestino de detención conocido como el Chalet.
A raíz de tal hallazgo, se dio intervención al Equipo Argentino de Antropología Forense, el cual realizó la exhumación de los restos en noviembre de 2017, y demostró ya en 2018 la vinculación biológica de los mismos con las muestras aportadas por familiares, confirmando que se trataba de los restos de Jorge Roitman.
La Sociedad Argentina de Infectología cree un deber honrar la memoria de nuestro colega infectólogo Jorge Roitman, no solo en un ejercicio de justicia sino también para mantener vivo el recuerdo de una época que no queremos que se repita. Vaya también nuestro homenaje a todos los desaparecidos, víctimas de hechos similares.
Como dice Ernesto Sábato en el prólogo del Informe de la CONADEP, “Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la dictadura militar servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que estos hechos no se repetirán en nuestra patria NUNCA MÁS.