Así, la campaña de vacunación contra el SARS-CoV-2 constituye una estrategia de salud pública nacional, prioritaria, equitativa, solidaria y beneficiosa para el bienestar y la salud tanto individual como colectiva de nuestros ciudadanos. Esta estrategia se rige por un marco ético que incluye el principio de equidad, con una base técnica sólida, coordinada, participativa y multisectorial, con la firme convicción de que debe abogarse por la conciencia solidaria de la comunidad que favorezca la vacunación en forma voluntaria.
A fin de alcanzar el objetivo de lograr altas coberturas de vacunación en un tiempo acotado y oportuno, se requiere de acciones articuladas y colaborativas de todos los niveles de gobierno, como así también de organizaciones no gubernamentales, subsector privado de salud y seguridad social, sociedades científicas, universidades y organizaciones sociales, para que en el marco de las competencias de cada uno, comuniquen periódicamente a la
población sobre la importancia de la vacunación.